Posdata: Un adiós a Philip Seymour Hoffman

Feb 5 • Spoiler Alert • 4933 Views • Comments Off on Posdata: Un adiós a Philip Seymour Hoffman

Salvador Medina @ayudamemalverde

En mi primera clase del Programa Profesional de Guionismo en UCLA, nos pidieron imaginar los actores que darían voz a los personajes de los guiones que entregaríamos al final del año. Este ejercicio comenzó como una forma de crear un producto consistente, de llevar al papel los diálogos originales y darles una coherencia narrativa y personal.

A partir de ello, crearíamos un poster para el guión que habríamos de escribir.  Pese a que se trataba de una historia sobre eventos acontecidos en México, desde que lo concebí como una idea, siempre tuve claro quién, en una situación idílica, extraordinaria y milagrosa, llevaría a la vida real al antagonista.

Desde sus papeles en películas como La Hora 25, Magnolia, La Sociedad de los Poetas Muertos, Boogie Nights, me enamoré de la labor de un actor regordete que, pese a cierta familiaridad, mostraba en cada uno de sus papeles una faceta fascinante y que lograba mimetizarse con el hombre que interpretaba, hasta el grado de no poder distinguir el uno del otro.

Philip Seymour Hoffman se me presentó, desde un principio, como mi actor favorito, el más versátil, el más interesante, capaz de hacer de un personaje secundario, la atención de una escena o de una película entera.

tumblr_n0hgnlw7RI1qfvanuo1_1280Su muerte llega para algunos como el titular de una tragedia en el periódico pero lo cierto es que su pérdida es profunda para el cine de Estados Unidos y personal para quien escribe estas palabras. Y es que pese a que Hoffman apareció en blockbusters o productos de estudio, jamás fue parte de esa basura comercial, jamás entregó su integridad por dinero.

Twister’, ‘Misión: Imposible 3’, la secuela de ‘los Juegos del Hambre’, no le significaron pretextos para recibir un cheque y entregar una actuación mediocre y olvidable. Philip Seymour Hoffman entregaba en cada cuadro su compromiso y fascinación con la actuación, fuese cual fuese el producto final.

Por ello, dice Erick Kohn en Indie Wire, que los titulares que aseguraban “Hollywood está de luto por Philip Seymour Hoffman” envían el mensaje erróneo. “Hoffman apareció en películas de Hollywood pero jamás se volvió parte de la comunidad. En el sentido más literal, era puro Nueva York”. Y es que contó el propio Hoffman que su fascinación por la actuación le llegó a las doce años al presenciar una representación de ‘All My Sons’ cerca de su hogar en Rochester, Nueva York.

“Cuando vi ‘All My Sons’, fui cambiado – permanentemente cambiado – por esa experiencia. Fue como un milagro para mí. Pero ese tipo de profundo amor tiene un precio: para mí, actuar es tortuoso, y es tortuoso porque sabes que es algo bello. Fui joven una vez, y dije, Eso es hermoso y lo quiero. Querer es fácil, pero tratar de ser grande – bueno, eso es absolutamente tortuoso”.

Desde ese momento, Philip Seymour Hoffman se obsesionó con la actuación, eventualmente convirtiéndose en lo mejor que Hollywood tenía que ofrecer. Su representación del escritor Truman Capote en la película que le significó el Óscar en 2006, es quizás la más memorable, pero no la más significativa. Y es que es difícil resumir la carrera de alguien que se entregó en cada proyecto, del tamaño que éste fuera.

En mi memoria entonces, permanecerán los papeles del actor más talentoso que me ha tocado ver. Recordaré sus brillantes gestos, los pequeños matices que llenaban cada toma de quien interpretaba, la forma en que se apoderaba de la piel de un extraño y la presentaba como propia. Pero más que nada, pensaré en los diálogos que nunca leerá y escribí para él. De cómo me imaginaba explicándole el por qué de una escena, de los orígenes de su personaje, de cómo, desde que recuerdo, imaginaba hacer una carrera sólo para trabajar con él.

Me quedo pues, con una nostalgia extraña, la de sentir que conoces a alguien y nunca hacerlo, la de soñar con la posibilidad de trabajar con quien uno admira y de repente despertar. Philip Seymour Hoffman trascenderá su obra pero, pese a que su trabajo estará para siempre con nosotros, no bastará. Siempre estará en mi mente la posibilidad de un encuentro con el actor más importante de su generación, aunque tenga que ser una actuación.

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