‘El Sastre de la Mafia’ – Reseña
Salvador Medina
Nadie sospecharía de un sastre. Escuchando todo en silencio.
Suena como una especie de advertencia pero envuelve la personalidad del silencioso y educado Leonard (Mark Rylance), conocido como Inglés por su variada clientela. Mientras sus ojos están atentos a la tarea frente a él y a su dedicado trabajo, sus oídos escuchan atentamente a los negocios que suceden a su alrededor. Pero Leonard se mantiene a sí mismo, atendiendo su fructífera sastrería de la mano de su asistente Mable (Zoey Deutch) mientras grupos criminales hacen uso de sus instalaciones para ocultarse de las autoridades.
Uno de esos usuales visitantes es Richie (Dylan O’Brien), hijo del líder de una banda de Chicago. Acompañado de Francis (Johnny Flynn), descubre una misteriosa carta que llegó al buzón clandestino que guardan en la sastrería de Leonard. El paquete incluye una cinta que expone a un supuesto chivato que ha estado vendiendo información de su operación al FBI pero, en los años 50′, es difícil encontrar un aparato que lo reproduzca. Es así que ambos se lanzan a la noche.
Pero repentinamente, ambos regresan apresurados. Francis ha sido herido de bala y están en espera de un doctor. Pronto se dan cuenta que no llegarán y Francis obliga, a punta de pistola, a que Leonard cosa a Richie antes de desangrarse. Comienza entonces una batalla contra el tiempo para descubrir quién es la rata dentro de la organización que puso en peligro la vida del hijo del deje y, con ello, de todos.
“No soy sastre. Soy un modisto”, argumenta en algún punto Leonard. No se trata de una persona que sólo arregle ropa. Leonard crea prendas de principio a fin. Llegó a Estados Unidos, argumenta, huyendo de la moda de la mezclilla que tomó a Inglaterra después de la guerra debido a la crisis económica. Ahora en Chicago, busca hacer una vida tranquila, sin entrometerse con nadie y haciendo lo que más le gusta. Pero la guerra entre grupos criminales invade su espacio.
El sastre de la familia es un brillante e inteligentemente concebido thriller contenido que te mantiene atado al asiento. Pese a suceder en una sola locación, el director Graham Moore genera una insoportable tensión que aumenta conforme se desarrolla la historia hasta su inevitable clímax. De la mano de un impecable Rylance y con Deutch y O’Brien dándonos grandes actuaciones en papeles secundarios, la película es más que sólida.
Moore hace una gran labor al someternos a una sola locación y generando el suficiente conflicto sin usar demasiado al diálogo para explicarnos la trama. Una mejor composición musical, particularmente en momentos de tensión, hubiese elevado la película todavía más. Pero el resultado es fenomenal y nos entrega una obra que vale la pena disfrutar.
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