‘Bullet Train’ – Reseña
Salvador Medina
El verano necesitaba una película de acción tan absurda como hilarante y llena de giros para hacernos regresar a las pantallas. Entra aquí Bullet Train (Tren Bala) de David Leitch que podría ser descrita como Guy Ritchie en un tren de alta velocidad. El humor, la acción y los giros violentos, aunado a un repartor espectacular, hacen de Bullet Train la medicina que necesitamos.
Brad Pitt interpreta a Ladybug, un reconocido criminal enviado al famoso tren bala de Japón a realizar un robo. La misión de recuperar un maletín con la calcomanía de una avión llega en un momento particular de su vida. Pese a su vida criminal, Ladybug quiere encontrar la paz mental que le ayude a controlar sus sentimientos. Y es que, como le dice todo el tiempo a su encargada (una especie de supervisora) por teléfono, siempre ha tenido mala suerte.
“Las personas a mi alrededor se mueren incluso cuando quiero matarlas”, asegura. Y, como lo prueba su llegada al tren, está en lo cierto.
Lo que parece una misión sencilla cuando encuentra el maletín incluso antes de la primera estación, se torna en una compleja trama de traiciones, revelaciones y enredos que obligan a Ladybug a poner a prueba su búsqueda de serenidad. Y es que en el tren se encuentra un grupo de asesinos y criminales que están buscando cada uno cumplir distintas misiones, ya sea por asignación o por venganza.
Abordan el tren también Kimura (Andrew Koji), en busca de la persona que lastimó a su hijo; Tangerine (Aaron Taylor-Johnson) y Lemon (Bryan Tyree Henry), encargados de proteger al hijo de un mafioso (Logan Lerman) y regresar el maletín de su rescate; Prince (Joey King), una astuta asesina dispuesta a lo que sea por acabar con un líder criminal; The Wolf (Bad Bunny), que busca vengar a quien mató a su esposa.
Con ellos, y otros grandes cameos que son mejor disfrutar sin spoilers, la mesa está puesta para que el conflicto tome por rehén al tren y los lleve hasta la última estación de Kioto donde les espera un mítico criminal con toda la fuerza de sus sicarios.
David Leitch crea un genial balance entre el ácido humor de sus personajes y la fantástica violencia de cada confrontación. Además de las revelaciones y giros típicos del género, Leitch acierta al no reparar en llevar cada situación a límites ridículos pero finalmente interesantes e hilarantes.
Tyree Henry y Pitt son sin duda el punto alto de la película. Con un reparto llenos de estrellas, son ellos dos los que se llevan las palmas, con varios intercambios verbales y físicos que sacan a relucir su personalidad y destreza.
En resumen, se trata de una película que aunque nos recuerda a otras similares, en particular utilizando cierta estética y estilo de otros directores, contiene los suficientes elementos narrativos para entregarnos una obra entretenida de principio a fin.
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