‘Nadie’ – Reseña
Salvador Medina
Quien haya concebido la idea de Bob Odenkirk como estrella de acción, merecería un Óscar. Ésa sola premisa es suficiente para tener curiosidad por ver Nadie (Nobody) del director Ilya Naishuller. Pero la ejecución es lo que la levanta de ser una mera curiosidad a una visita obligatoria a la sala de cine para sumergirse en el saturado y exagerado estilo que llena la pantalla.
Odenkirk se presenta, en un principio, como un afable y rutinario padre y trabajador. Entre sacar la basura por las mañanas, hacer las cuentas en la fábrica donde trabajar y prepararse el café, hay poco espacio para sorpresas. Algo falta en su vida. Es más que evidente. La relación con sus hijos es distante y vive más por inercia que por ganas de hacerlo. Pero una noche, Hutch (Odenkirk) es obligado a cuestionar su vida.
Un par de asaltantes entran a su casa y, para evitar confrontación, les entrega todo lo que piden. Pese a que amenazan a su hijo adolescente, Hutch se presenta ecuánime. Las cosas no escalan pero el daño está hecho: su hijo lo ve como un hombre débil. Al día siguiente su hija pequeña nota que su pulsera de Kitty Kat. Hutch nota que estaba en el lugar donde los intrusos tomaron el dinero. Y es entonces que todo se revela. El callado hombre se transforma en su verdadera personalidad y sale en busca de los culpables.
Eso que traía guardado se manifiesta en un tipo peligroso, en busca de violencia y capaz de hacer lo que sea. Hutch no es quien aparenta ser y, en el camino, eso resultará un peligro.
Lo que sigue después es casi todo explicado en el trailer. Pero nada puede preparar al espectador para el nivel de carisma en Odenkirk. Parece que nació para interpretar ese papel. De la mano de la visión de Naishuller el resultado es entretenido y atractivo. Aunque la historia puede ser anecdótica, nos revela más el carácter de Hutch y lo que su cambio ha significado en el alma. Hay personas que viven para su familia o para trabajar. Él necesita de esa emoción para funcionar.
Nadie es una película con un enorme sentido de la estética y con violencia gratuita al por mayor. Además de un Odenkirk sublime, la presencia de Christopher Lloyd como su padre es una gratísima sorpresa. No es, sin embargo, una especie de John Wick. Aquí hay más caos, más improvisación. Pero Hutch logra estar siempre al mando de la situación y atormentar hasta al más peligroso villano.
Seas o no fan de Odenkirk, Nadie es una extraordinaria razón para regresar al cine.
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