‘Medios Hermanos’ – Reseña

Mar 31 • Spoiler Alert • 2646 Views • Comments Off on ‘Medios Hermanos’ – Reseña

Salvador Medina

Dos personajes opuestos unidos por circunstancias extraordinarias en un viaje literal y metafórico. Si la historia suena familiar es porque lo es. No que eso sea el defecto de Medios Hermanos (Half Brothers) pero sí se respalda demasiado en una fórmula conocida y a menudo sobreutilizada. Con un siempre puntual Luis Gerardo Méndez en el papel protagónico como el cínico Renato Murguía, la película de Luke Greenfield busca encontrar puntos convergentes entre dos sociedades opuestas pero que tienen más en común de lo que quieren demostrar.

Cuando Renato recibe noticias sobre la inminente muerte de su ausente padre, es convencido por su futura esposa Pamela (Pia Watson) de viaja a Estados Unidos a despedirse de él. Quizás eso le permita tener una mejor relación con el hijo de Pamela y cerrar el ciclo de ausencia.

Pero cuando se reencuentra con Flavio (Juan Pablo Espinosa) esperando entender por qué no volvió de Estados Unidos para verlo, descubre que tiene un medio hermano, el excéntrico Asher (Connor del Rio) fruto de una vida a todas luces normal lejos de México.

A días de su boda, Renato decide volver a casa antes de poner en marcha la búsqueda a la que su padre busca lanzarlo junto a Asher. Pero la insistencia de Pamela y un anhelo por descubrir las razones por su ausencia, lo hacen quedarse y envolverse en una ruta que quizás traerá más dudas que respuestas. Contar más es llegar a los spoilers, sobre todo considerando que no se trata de una historia que guarde muchos ases bajo la manga.

Es obvia en su tema y llega, a menudo, a mostrar su mano antes de que llegue su turno. A lo largo de la película hay cabos sueltos, personajes que cumplen una función y desaparecen o momentos completamente absurdos que que sirven más como relief cómico que elemento narrativo. Además, pudo haber sido una obra reflexiva sobre el momento en que viven ambos países y el enorme contraste que existe entre las psiques de dos hombres aparentemente opuestos. Pero Medios Hermanos se queda en la orilla sin atreverse realmente a dar el salto y comprometerse con su oficio. Ni siquiera hay representación significativa en pantalla de talentos verdaderamente latinos que muestren un poco al México real. Se debe quizás a poner a un cineasta estadounidense a contar una historia para la que obviamente no tiene sensibilidad.

Al final, Medios Hermanos es una comedia a menudo entretenida, por momentos reflexiva y poco más. Salvo Luis Gerardo Méndez, que jamás pierde una oportunidad para recordarnos que se trata del mejor actor de su generación, hay poco que rescatar. No dolería tanto si no hubiera sido una oportunidad desperdiciada para usar ese vehículo como medio para la reflexión. Pero no. Nos quedaremos con las ganas.

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