‘El escándalo’ – Reseña
Salvador Medina @_elhablador
El movimiento #MeToo, que se gestó en el medio del entretenimiento y los medios de Estados Unidos, abrió una caja de Pandora. Desde su viralización en 2016, ha provocado que lleguen a la luz incontables casos de acoso sexual, abuso de poder y conductas propias de una cultura machista y acostumbrada a ello.
Uno de los casos más notorios fue el que ocurrió en la cadena de noticias Fox News, la más exitosa e influyente de aquel país, comandada por el polémico y tiránico Roger Ailes. A través de sus comentaristas, la cadena, que pertenece al billonario Rupert Murdoch, ha mantenido al partido republicano en el poder a través de su retórica conservadora, antimigrante y proarmas, básicamente gritando más alto que la competencia.
Pero esta maquinaria mediática estaba impulsada por una cultura interna de machismo y acoso. Y en Bombshell (El escándalo), Jay Roach va hasta el fondo de la controversia y lo hace sin tomar rehenes en el camino.
Escrita por Charles Randolph, El escándalo usa el contraste entre tres comunicadoras del canal para explorar cómo Ailes usaba el canal como un medio de explotación sexual para él y su círculo cercano.
Megyn Kelly (Charlize Theron) es la comunicadora ancla del canal, una de las pocas conductoras respetadas en el exterior. Pero tras moderar el debate republicano para decidir su próximo candidato a la presidencia, su intercambio con Donald Trump la pone en el centro del huracán. Lo que comienza como una pequeña controversia, escala hasta hasta llegar a Ailes, y hace a Kelly cuestionar su fidelidad a la cadena.
De uno de sus programas con mayor rating ha egresado Gretchen Carlson (Nicole Kidman), una antigua reina de belleza que parece haberse cansado de lo que sucede delante y detrás de cámaras. Con sus mejores tiempos atrás, Gretchen ha sido relegada a un tiempo aire prácticamente muerto, donde intenta recuperar un poco de la dignidad que Ailes la ha quitado sistemáticamente.
Y en la parte baja de la cadena alimenticia está Kayla Pospisil (Margot Robbie), una novata productora cuya máxima aspiración es aparecer en pantalla como talento. Aunque Kayla no es un personaje real como los otros, parece estar inspirada en Tomi Lahren, la vocal millenial conservadora que se ha colocado como una de las voces más fuertes del canal. Desde abajo, Kayla ve cómo su talento no significa nada si no capta la atención de Ailes, con todo lo que ello significa.
“Boca cerrada, oídos abiertos”, le dice en un momento Ailes a Gretchen. Y ello representa todo lo que se debe saber sobre la forma en que Fox News genera entretenimiento, más que noticias. Y el director del canal usa la sexualidad de las mujeres para capturar la atención del televidente, algo de lo que no huye en ningún momento.
Es un medio visual, se justifica cuando les pide darse una vuelta para poder observarlas. Y eso es algo rutinario y crucial en la estructura de Fox News, algo de lo que también otras mujeres son cómplices
Para romper la cadena de acoso y abuso por parte de los hombres de la cadena, Gretchen planea dar un salto arriesgado y demandar a Ailes, pero para que su esfuerzo sea fructífero, más mujeres deben alzar la voz de lo que ahí sucede. Y he ahí el enorme conflicto al que se enfrentan.
Sobra decir que el guión de Charles Randolph es efectivo e incisivo, con una investigación profunda sobre el caso y una configuración impecable de las personalidades para crear una dinámica orgánica e interesante. Pero la dirección de Jay Roach es floja y dispareja. Se siente más como una película de Adam McKay que no terminó de cocinarse.
Pese a eso, el enorme talento en pantalla y su capacidad de adaptación, provocan un espectáculo inmersivo e interesante, que atrapa al espectador desde el primer momento. Además de eso, el talento es excepcional, con las tres protagonistas apoderándose del papel que interpretan, con fortaleza e integridad. Kidman, Robbie y Theron están en la cúspide de sus carreras y el hecho de tenerlas en el mismo proyecto lo hace todavía más importante. Otra nota alta es el gigantesco John Lithgow como Roger Ailes, trayendo a la vida su perversidad y cinismo de una manera tangible y perturbadora, que representa la obsesión por el poder y la satisfacción de los deseos carnales.
Más allá de eso, la temática de El escándalo es pertinente no sólo por lo que expone sobre la hiprocesía de la derecha estadounidense, sino porque la cultura machista y de acoso está en todos lados y protege al victimaria. De ahí que testimonios como éste sean igualmente necesarios y oportunos.
Sirve, por supuesto, que el paquete es fresco, bien actuado y muy entretenido, con puntuales momentos cómicos y contrastantes conflictos emocionales que la hacen una película redonda y bien lograda.
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