‘Ellas mandan’ – Reseña
Salvador Medina
¿Hay algo que Mindy Kaling no pueda hacer? La graduada de The Office ha sido una rotunda sorpresa desde su salida de la exitosa serie, y ha mostrado su enorme capacidad tanto delante de las cámaras como detrás de ellas. En Ellas Mandan (Late Night), Kaling concibe una historia que sobre el #MeToo que sólo podía existir en un contexto: el de la comedia.
Y es que de ahí han surgido algunas de las acusaciones y casos más relevantes para la industria del entretenimiento. De ahí que Ellas Mandan no se anda con rodeos al hablar del tema, poniéndolo como elemento central de la trama.
Pero no sólo eso. Kaling, como un elemento externo, se introduce a un mundo dominado históricamente por hombres blancos. Y tanto como artista como el personaje de la historia, se enfrente a las realidades que ello conlleva.
En Ellas Mandan, Katherine Newbury (Emma Thompson) es una legendaria comediante y conductora de late night, ese formato de programa de entrevistas que a tantos personajes ha encumbrado en Estados Unidos y que, en su gran mayoría, han sido hombres. Pero en este universo, Katherine lleva décadas al frente de su exitoso programa. Sin embargo, en los últimos años, ha dejado de lado las corrientes culturales a su alrededor y se ha empecinado en jugársela con su instinto. Y lo ha hecho a costa de las personas que se encargan de producir su programa.
Es así que Caroline Morton (Amy Ryan), directora del canal, le avisa que se trata de su último año al frente del programa. Desesperada y acorralada, Katherine recurre a contratar a una mujer para su cuarto de escritores. Literalmente a la que sea. Entra aquí Molly Patel.
Molly (Kaling) es una admiradora de Katherine desde que era pequeña. Pero su carrera la ha llevado a lugares muy distintos, y trabaja en control de calidad en una planta de química. A través de un programa de incentivos, logra conocer a un ejecutivo que le consigue la entrevista. Por insistencia de Katherine, Molly se convierte en la nueva escritora del programa.
Sin experiencia en la comedia, Molly es lanzada a un mundo dominado por la testosterona y el ego. Pero poco a poco comienza a mostrar su valor, pese a haber sido contratada más por su sexo y color de piel que por sus propias capacidades.
Como pocas películas de la actualidad, Ellas Mandan se toma en serio la comedia. No me refiero solamente como un vehículo de cambio y reflexión, sino como un instrumento de movilidad social.
En un encuentro con periodistas, Katherine les recuerda que la comedia es la única meritocracia verdadera. No importa tu nivel social, tus antecedentes familiares. “Funny is funny“. Y es cierto. Aunque, en este contexto, Katherine haya olvidado esas raíces que la llevaron al lugar donde se encuentra.
Ellas Mandan es un genial y conmovedor relato de un coming-of-age donde dos personajes, diametralmente opuestas, entran en una dinámica que las hará cuestionarse los méritos requeridos para triunfar, en particular como mujeres. Tanto Katherine como Molly enfrentan sus propias vicisitudes, su derrotas y sus triunfos, de maneras distintas cada una, pero siempre buscando lo mismo.
El guión de Kaling es certero y extraordinariamente bien logrado, consiguiendo un retrato interesante y entretenido del mundo de la comedia. Lo consigue con personajes tridimensionales y fallidos, con sus ambiciones y carencias.
Donde más adolece, es en la dirección de Nisha Ganatra, cuya experiencia ha sido principalmente en televisión, pero con fallidos intentos en la pantalla grande. Aquí, a Ganatra le queda grande la encomienda, pero logra grandes momentos, en particular cuando Kaling y Thompson comparten tiempo en pantalla.
Pero Ellas Mandan supera esas carencias. Se trata de una película sincera y frontal, sin miedo a cuestionar ambos lados de los argumentos. Kaling se consagra como una voz interesante en el ámbito comercial, en particular como refrescando la baraja de guionistas.
Una memorable y divertida comedia, que se destacará sin duda como una de las mejores de 2019.
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