‘Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shaw’ – Reseña
Salvador Medina
No se puede considerar que existen grandes razones para continuar con una franquicia como Rápidos y Furiosos. Excepto, por supuesto, los miles de millones de dólares en taquilla.
Lejos de su premisa original, Rápidos y Furiosos ha llevado al límite de la lógicas los stunts, las escenas de acción y lo que humanamente puede hacer un héroe únicamente cargado de testosterona y poco sentido común. Pero, a diferencia de otras franquicias que exprimen personajes y repiten una y otra vez la misma historia, aquí han tenido la visión de tener la misma tesis sobre todas las explosiones y llantas quemadas: que la familia supera todo.
En Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shaw, se exploran a dos personajes que, si bien habían jugado papeles importantes en entregas anteriores, no habían sido el centro de atención, o mucho menos habían explorado su origen.
Ahora, Hobbs y Shaw deben superar sus enormes diferencias para salvar juntos a una persona que los une, y con ello, al mundo.
En un principio, conocemos a Hattie (Vanessa Kirby), una agente del MI6, a cargo de recuperar un virus que está en manos de un misterioso enemigo. Pero cuando logra completar su misión, es atacada por Brixton (Idris Elba) y un comando de su organización terrorista, quienes acaban con la vida de todos, salvo Hattie, quien logra escapar con vida y con el virus en su cuerpo. Es así que nuestros héroes deben entrar en acción.
Hobbs (Dwayne Johnson), miembro del Servicio de Seguridad Diplomática, vive una tranquila vida con su hija. Mientras que Shaw (Jason Statham), ha regresado a Londres su conocida rutina. Ambos son llamados a trabajar juntos y resolver el caso. Hobbs, porque busca salvar al mundo y Shaw, porque además de eso, quiere rescatar a Hattie, su hermana.
Ambos son lanzados en un camino común, con todas sus contradicciones y métodos opuestos, para enfrentar a Brixton, viejo conocido de Shaw y que buscará recuperar el virus y ponerlo en manos de una organización terrorista.
La aprobación de Hobbs & Shaw, que existe en el universo de la franquicia pero lejos de los personajes principales, fue una sorpresa por más de una razón. Primero, porque el conflicto entre los actores Statham y Johnson fue noticia en la producción más reciente. Y en segundo lugar, porque existió molestia entre el grupo original al romperse la dinámica establecida entre ellos.
Pero lejos de ese precedente, y dejando atrás las películas anteriores, Hobbs & Shaw es un espectáculo tan absurdo como profundamente entretenido. Claro que, si alguien espera entrar a la sala de cine y salir con una lección de vida, debe evitar la película a como dé lugar. Por el contrario, si se espera que el resultado sea reírse con los protagonistas de líneas tan cool como predecibles dichas por machos alfa en un contexto coherente a ello, se trata de la película perfecta.
Como en ocasiones anteriores, Hobbs & Shaw logra superar las maniobras suicidas de los protagonistas, pero en esta ocasión con un toque más de humor, anclado en la química entre Statham y Johnson. Además, Kirby se muestra como una estrella de acción estelar, señal que había dado ya como la villana de Misión: Imposible – Repercusión.
En Hobbs & Shaw, además, se siente más la mano de Johnson como productor, usando su propia herencia cultural como una parte trascendental de la trama, y asegurando un par de cameos innecesarios pero absolutamente hilarantes.
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