El Presidente que olvidó a los jóvenes
Salvador Medina
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El legado de Felipe Calderón no es menor. El gobierno que termina deja una deuda interminable a un sector vital para el desarrollo y el progreso de México. Los jóvenes no fueron sólo la carne de cañón y el daño colateral de una guerra innecesaria, sino que fueron las víctimas de una política de Estado que olvidó el bono demográfico, algo advertido por especialistas y académicos del país.
El texto “Los grandes problemas de México”, coordinado por Brígida García y Manuel Ordorica del Colegio de México advertía: Tenemos la oportunidad de aprovechar el llamado “bono demográfico”, el cual se producirá́ por el cambio en la estructura por edad de la población, al aumentar aceleradamente aquélla en edades activas en los próximos decenios. Este proceso lo podemos ver como una oportunidad histórica o como un problema, porque si la economía no crece en los siguientes lustros podría presentarse una pesadilla demográfica. Sería muy grave que no se generaran los suficientes empleos en la economía formal y que este bono se nos fuera de las manos. Pasarían muchos años antes de que se tuviera otro bono como el que se nos presenta ahora, debido a las oscilaciones en la estructura por edad”.
Sin embargo, poco o nada se hizo para atender al sector más vulnerable de la población. Según cifras del INEGI, hay un 6,88% de personas analfabetas. El porcentaje de jóvenes que completa la educación secundaria es del 46%. La tasa de desempleo entre jóvenes es del 9%, más del doble que la población adulta. Según la UNICEF, los asesinatos y suicidios son la segunda y tercera causa de muerte en el sector.
¿Dónde estuvo entonces la atención del ejecutivo en estos seis años? En los jóvenes definitivamente no. Los Ninis, como se llamó a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, no son un asunto menor. Considerando que en 2020 la edad de población económicamente activa, el legado de este sexenio puede afectar décadas de desarrollo.
Una nota del portal CNN es Español lee “Jóvenes sin trabajo, ni estudios frenan el progreso de México”, cuando debería decir “México frena el progreso de jóvenes sin trabajo ni estudio”. Es decir, parece que el problema son los Ninis y no el sistema y la falta de oportunidades.
La Organización Internacional de Trabajo reportó que en América Latina existen 7 millones de jóvenes desempleados, de los cuales 21.4 por ciento son mexicanos. ¿Cómo se combate esta brecha? Simple: con educación. Pero el enfoque tampoco estuvo ahí.
Según el informe PISA, México ocupaba el lugar 48 de 65 países estudiados por la OCDE a nivel educativo. Además, la OCDE informaba de que entre 2006 y 2010, la proporción de personas que vivían en la pobreza aumentó del 35% al 46%, lo que equivale a 52 millones de personas.
Roberto García Salgado, profesor de posgrado de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, señaló para Milenio que el gran problema de las instituciones públicas vinculadas a los jóvenes es que no han logrado diseñar una política de Estado única, evaluada, que sea incluyente, es decir, que se fortalezca con la participación de los jóvenes.
El gobierno entrante se enfrentará a todos estos retos. Enrique Peña Nieto tendrá que resolver los problemas de un sector que generó sobre él un juicio a priori. Pero los jóvenes del país no pueden esperar milagros. Salir a las calles a protestar contra una persona no es suficiente, mucho menos cuando no es posible cambiar un proceso que lo eligió como presidente.
Ellos deben buscar que se les dé lo que les toca. Ni más ni menos. Eso se consigue demostrando capacidad y cambiando la forma en que se hacen las cosas, no recurriendo a viejos métodos que de poco han servido. Si Felipe Calderón falló, habrá que buscar cambios para reivindicarse. Los jóvenes se merecen un destino mejor que el de los últimos seis años.