Salvador Medina

salvador@elhablador.com.mx

No es un secreto que la derecha estadounidense obtiene su fuerza del ferviente fanatismo religioso que se ha arraigado profundamente en su historia. Se nota en las intenciones electorales, en el odio infundado contra el presidente Barack Obama y las muestras de intolerancia contra cualquier sector que parezca atentar contra su idea de patriotismo.

Es por ello que muchos han especulado sobre el origen del popular video de YouTube titulado “La inocencia de los musulmanes”, un documento cuyo único objetivo es difamar y atacar la religión musulmana y sobre todo, a su profeta, señalándolo como un violador, de poca inteligencia y homosexual.

Y es que si bien el mundo cada vez más entiende la importancia del progreso intelectual y la separación Iglesia-Estado, el país más poderoso del mundo no concibe éste sin aquélla.

Fox News, el medio conservador por excelencia y eterna oposición de Obama, sólo hizo una pregunta después de los poderosos discursos que caracterizaron la Convención Nacional Republicana de hace unas semanas: ¿dónde está dios en el discurso? Como si la idea de política no pudiera estar separada de los ideales religiosos, tan distintos todos.

Y ahora, el supuesto adelanto de una película que ataca a Mahoma y a sus seguidores, ha de repente puesto a debate la relación entre el islamismo y Occidente. Al mismo tiempo, ha logrado que muchos cuestionen el oportunismo del video frente a unas históricas elecciones populares en Estados Unidos.

Escribe Antonio Caño en El País que los ataques que provocó la difusión del video, podrían verse como un ataque mismo a las políticas de Obama, quien apoyó abiertamente las revoluciones árabes.

“El caso de Egipto es particularmente importante, al tratarse del país que ha sido hasta ahora el principal aliado norteamericano en Oriente Próximo y donde gobierna el partido más islamista de toda la primavera árabe. Para Washington es todo un reto el de mantener las relaciones con ese país en el plano de una estrecha colaboración”.

¿O sea que un improvisado cineasta del sur de California, cuyo único propósito era levantar polémica, ha perpetuado los estereotipos que la sociedad estadounidense tiene de Medio Oriente? Pues por lo menos en la base conservadora, sí.

Los ataques han sido vistos como un nuevo pretexto para reexaminar la naturaleza del Islam y su eterna “amenaza” a los valores de libertad y democracia que tanto presumen en Estados Unidos.

Esto no sólo es prejuicioso y denigrante, sino que impide el progreso de una sociedad que tiene incidencia directa en el destino del mundo. La política exterior de candidatos republicanos por lo general ha sido bastante pobre y llena de mentiras. La continuidad de Barack Obama es indispensable para que EU firme de una vez la paz con el gran enemigo después de la captura de Osama Bin Laden y las heridas que sanan del 11 de septiembre.

La ignorancia y el odio no pueden ganar en una época en la que el mundo pende de un hilo, literal y metafóricamente. “La inocencia de los musulmanes” no es arte. Es un documento propagandístico que busca crear caos. Y pese a que lo logró temporalmente, el mundo sabrá identificar su falta de validez. Esperemos.

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