‘La Monja’ – Reseña
Salvador Medina
La mejor franquicia de terror en la actualidad está de regreso. Y ahora, enfocándose en el origen de uno de los personajes más aterradores y enigmáticos de las entregas anteriores.
The Nun (La Monja), escrita por Gary Dauberman y dirigida por Corin Hardy, nos coloca dos décadas antes de las investigaciones de los Warren. En 1952, se descubre el cuerpo de una monja colgada afuera de un monasterio en lo que primero se asume como un suicidio. Es entonces que el Vaticano envía al Padre Burke (Demián Bichir) y a la joven novicia Irene (Taissa Farmiga) a investigar el asunto.
Ya en Rumania, los ayuda Frenchie (Jonas Bloquet), un hombre de origen canadiense que inexplicablemente vive ahí y fue la primera persona en descubrir el aparente suicidio. Es una especie de release cómico que se siente extraño en el universo de El Conjuro, siendo que son escasas las ocasiones en que James Wan y el resto de los productores han recurrido a ese recurso.
Parte de la enorme grandeza en el universo de El Conjuro es que siempre nos muestran exactamente cómo van a jugar con nosotros y así, logran hacerlo. Y es extraño ver que se salgan de la línea narrativa tan clara y marcada de un terror en ascenso conforme la película se desarrolla.
De ahí que La Monja se sienta más un derivado que parte de la franquicia. Pero ello no significa que se trate de un producto menor, sino más bien de una especie de anomalía.
Bichir y Farmiga (la hermana menor de Vera Farmiga, pero cuyo personaje no tiene relación con Lorraine Warren) son destacadísimos en sus papeles. De ahí que lo de Jonas Bloquet se sienta como un cuerpo foráneo. Wan y compañía siempre han cuidado cada detalle y la inclusión de Frenchie se siente como una excepción.
La Monja se agrega a una larga tradición de terror incontenible que, al menos al escritor de este texto, le parece la franquicia de terror más relevante de la actualidad. Imperdible para los fans del terror.
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