#YoSoy132 y el 1o. de julio
Salvador Medina
salvador@elhablador.com.mx
Durante su conferencia magistral en la Universidad Autónoma Metropolitana, un estudiante de la Universidad de Chapingo, que se identificó como miembro del movimiento #YoSoy132, pidió Camila Vallejo consejo sobre cómo integrar a diversos sectores sociales a su causa.
Vallejo había dicho anteriormente que el cambio social empieza en los jóvenes pero no termina ahí: debe recalar también de las clases obreras, los trabajadores del campo y la ciudad, de las minorías. Sin embargo, el movimiento #YoSoy132 se ha caracterizado desde un principio por ser mayoritariamente estudiantil, algo que en sí mismo es excluyente si consideramos que poco más del 33 por ciento de los jóvenes tienen acceso a una carrera universitaria.
Es cierto, intelectuales, académicos y ciudadanos han apoyado la causa sintiéndose atraídos por un despertar social necesario en un país desigual, sumido en una crisis profunda de valores y que no encuentra en los candidatos presidenciales, transformadores y catalizadores del cambio.
Desde el llamado viernes negro en la Universidad Iberoamericana, el movimiento Más de 131 y el posterior #YoSoy132, han estado en constante escrutinio, de propios y extraños.
#YoSoy132 se declaró desde un principio como un movimiento apartidista pero surgió a partir de la oposición abierta al candidato priísta y ha fallado al poner sobre la mesa una agenda al resto de los candidatos. Organizaron un debate presidencial sin la presencia de Enrique Peña Nieto, que fue renuente desde el principio a participar por la falta evidente de condiciones de igualdad. Y es que si bien miembros del ITAM, CIDE y Colmex han reiterado el carácter libre y apartidista del movimiento, no todos los sectores lo han demostrado.
La contradicción le explotó en la mano. Ahora, el movimiento sufre la polémica que surgió a partir de los audios en los que Manuel Cossío acusa a Saúl Alvídrez, estudiante del Tec de Monterrey campus Santa Fe, de dejar a los partidos de izquierda inmiscuirse en las actividades de #YoSoy132. Esto provocó inmediatamente que el movimiento se deslindara de Alvídrez y sus declaraciones. Sin embargo, el daño está hecho.
¿Por qué? Porque para unos se “comprueba” la penetración partidista en el movimiento y el hecho inadmitido de que detrás de los jóvenes están los dirigentes viejos del PRD, aunque para algunos de ellos no sea esta denunica más que un intento de desprestigiar la causa.
Recuperar la causa
Para Camila Vallejo las cosas están en otros ámbitos: la sociedad se cambia desde la educación. No desde los medios masivos. El fondo del problema en la sociedad mexicana está en la educación.
Se esperaría que un movimiento estudiantil atacara la falta de acceso, calidad y equidad en la educación superior, así como que protestaran por la reforma integral de la educación media superior (RIEMS), que borró a la Filosofía de los contenidos curriculares del bachillerato. Catedráticos de diversas universidades lo calificaron como un atentado para los jóvenes. Y sin embargo, poco o nada se manifestó al respecto. Los jóvenes callaron, ahí sí, por indiferencia o ignorancia.
Si los movimientos sociales tienen como fondo cambiar al electorado, están en un error. No será la razón de existir del #YoSoy132, pero sí es su bandera más blandida y más atacada. El joven que se preguntaba cómo atraer a otros sectores a su causa tenía una simple respuesta: ser más incluyentes.
Las redes sociales son una gran herramienta actualmente pero no reflejan las intenciones políticas de una sociedad que tiene 30 por ciento de acceso a Internet. La democratización de los medios que tanto anhelan se encuentra ahí, en la red, un espacio desregularizado donde las opiniones no se atienen a agendas particulares e individualistas.
Aunque #YoSoy132 se manifieste apartidista, muchos de sus miembros esperan la derrota de Peña Nieto el primer día de julio. ¿Qué pasará si gana, entonces? ¿Habrá sido un fracaso o se culpará a otro fraude electoral y se llamará a la movilización?
Pase lo que pase, el movimiento estudiantil mexicano puso a debate temas importantes de la sociedad y su estructura jerárquica, pero ha fallado al proponer reformas que no se atengan a un partido o a un candidato, lo cual sería la garantía de su perdurabilidad más allá del 1 de Julio.
La primera demanda de #YoSoy132, si realmente surge de la universidad, debe ser que la educación, y en particular que la educación superior sea el motor del desarrollo nacional y para ello debe garantizarse la calidad y la equidad en el acceso a ella. Y en las universidades públicas y privadas.
Las cifras de ingreso son un verdadero atentado contra el presente y el futuro que representa la juventud.
Combatir prioritariamente la “información sesgada hacia un candidato presidencial” se combate el efecto, no la causa. Eso se combate con educación.
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