‘Gringo: Se Busca Vivo o Muerto’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Nash Edgerton tiene dos obstáculos que sortear para su más reciente proyecto: el primero, que está a cargo de su primera película como director para uno de los grandes estudios y su segunda en dos décadas de carrera; la otra, es que a menos de que se trate de un éxito, se podría considerar que fue la influencia de su hermano Joel Edgerton, fue la razón de haber sido siquiera considerado.
Lo cierto es que pese a haber hecho su carrera como doble de acción, Edgerton hace una sutil transición a algo de mayor envergadura y responsabilidad.
Escrita por Anthony Tambakis y Matthew Stone, Gringo (mal titulada por razones que serán claras más adelante) gira alrededor de Harold Soyinka (David Oleyowo), un inmigrante nigeriano que ha conducido su vida de manera honesta y trabajadora. Eso lo ha llevado a un puesto de gerencia media en una farmacéutica estadounidense, pero al mismo tiempo, dicha actitud lo ha convertido en un pararrayos de los ataques de sus jefes Elaine (Charlize Theron) y Richard (Joel Edgerton). Además, sus deudas han llegado a un límite y el rechazo de su esposa Bonnie (Thandie Newton), no le ayuda a enfrentar sus problemas.
Ambos, están tan empecinados en subir la escalera corporativa que lo hacen dentro y fuera de la ley.
Ajeno a todo, Harold ignora que Elaine y Richard han utilizado su laboratorio en México para vender una nueva droga en el mercado negro y así subir el valor de la empresa. Pero una vez que todo ha vuelto a la normalidad y la compañía saldrá a la bolsa, deben ocultar las actividades ilegales y evitar que sigan ocurriendo.
Es así que los tres viajan a México a encargarse del asunto. Pero como les hace saber el encargado del laboratorio en México, Celerino Sánchez (Hernán Mendoza), el cártel con el que trabajaban no estará muy contento, esperando que la mercancía siga llegando.Pese a las advertencias, Elaine y Richard deciden seguir con el plan. Cuando el jefe del cártel se entera de la decisión, manda a sus sicarios a secuestrar a Harold, la única persona que puede abrir la caja fuerte donde se encuentra la fórmula de la droga.
Pero no cuentan con que Harold ha tomado su propia decisión: ha decidido abandonar el hotel donde se hospedaba con Elaine y Richard para fingir un secuestro y así, cobrar el rescate para restaurar un poco de paz a su vida.
Las cosas se salen de control cuando, al mismo tiempo, Miles (Harry Treadaway) viaja a México con su novia Sunny (Amanda Seyfried) supuestamente en vacaciones pero con el verdadero propósito de extraer un par de pastillas del laboratorio para ser sintetizadas en Estados Unidos. De igual manera, Richard busca evitar pagar el rescate y encontrar una alternativa para Harold.
Se trata de demasiados elementos para una trama que debería ser más sencilla. Y es en esa complicación, cuando los cineastas se toman el tiempo para explicar qué papel juega cada uno, donde la película se distrae de lo que quiere contar.
Si bien las escenas de acción están muy bien ejecutadas y le dan legitimidad a la película, hay demasiadas coincidencias en la trama, demasiado Deus ex machina para que la historia avance. Y llega un punto en que todo se vuelve absurdo.
Pese a ello, el entretenimiento está ahí. Tiene un humor negro característico del género pero que no conecta del todo porque se trata de personajes antipáticos, no de antihéroes agradables o con sentido alguno de humor.
Gringo: se busca vivo o muerto decepciona porque pudo haber sido mucho más. Pero por ello, se queda en una irreverente película de acción con humor negro. Y poco más.