‘Un Lugar en Silencio’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Es complicado comenzar la reseña de una película que ha buscado ser lo más hermética posible respecto a su trama para mantenerla en secreto del público. Se trata de una estrategia arriesgada, pues cada avance suele ser minuciosamente desarmado y escudriñado por fans de todo tipo.
Pero en el caso de A Quiet Place (Un Lugar en Silencio) de John Krasinski, es vital mantener la mayor cantidad de información lejos del espectador para que, una vez en la sala de cine, se prepare para una experiencia memorable para los amantes de los thrillers.
Basada en una historia de Bryan Woods y Scott Beck y co escrita por el propio John Krasinki, nos coloca en una alejada comunidad. No sabemos particularmente dónde estamos pero asumimos que en un área rural de Estados Unidos.
Lee (el propio Krasinki) es el líder y padre de la familia Abbott. Su esposa Evelyn (Emily Blunt) y sus hijos Marcus (Noah Jupe) y Regan (Millicent Simmonds) viven en absoluto silencio, comunicándose todo el tiempo a través de lenguaje de señas, algo que seguro aprendieron conviviendo con Regan, quien es sorda.
Entendemos desde el primer momento que de no hacerlo, están en peligro mortal. Y es que unas criaturas han aterrorizado la tierra (según nos muestra una portada de periódico) y la forma en que buscan a sus víctimas es exclusivamente a través del sonido.
Nunca pierden el tiempo en explicar cómo llegaron o qué buscan, y eso es un acierto. Al final, lo único que importa es la amenaza que representan.
La ventaja que tienen los Abbott es que llevan ya más de un año aprendiendo a vivir y sobrellevar las circunstancias. Pero el embarazo de Evelyn supone un enorme obstáculo para su sobrevivencia.
Un Lugar en Silencio es una visión original de lo que parece una narrativa convencional: una familia es obligada a mudarse a una zona alejada ante una amenaza significativa y los padres harán todo lo necesario por proteger a sus hijos. Sin embargo, es ese silencio lo que genera una tensión absoluta desde el principio. Se trata de un recurso usado de manera genial.
Y eso, de la mano de la ejecución, es lo que hace que se trate de una obra incesante desde un principio. No es simplemente un thriller, sino que se presenta como un híbrido entre géneros, lo que conecta de manera más efectiva con la acción.
La dinámica entre personajes se manifiesta por la forma en que interactúan y eso es a través de acción, casi nunca de diálogos. Y cada uno de ellos tiene algo que probar.
El guión de Woods, Beck y Krasinski es original e intenso y la ejecución del director del impecable. Se trata de una película absolutamente notable no sólo para su género sino para los amantes de la acción.
La música y el diseño sonoro son esenciales para generar el tono de la película y para manifestar todo lo que está en juego. La actuación de los cuatro personajes es de destacar, en particular el de los hijos, pues se alzan frente a las circunstancias que Krasinski les pone en frente.
Un clásico instantáneo del género.