‘Apuesta Maestra’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
Aaron Sorkin es conocido como uno de los guionistas más dinámicos y capaces de Hollywood. Sus proyectos, desde series de televisión hasta películas ganadoras de Premios Óscar, se caracterizan por tener diálogos extraordinarios y notables, que se presentan más como una pelea de box, una lucha incesante entre personajes y que nos muestran el alma de su oficio.
Iniciado en el teatro, Sorkin es prolífico en estilo y sustancia. Se trata de un escritor que ha traído a la vida algunas de las escenas más memorables en el cine reciente. Pero siempre, lo había hecho sin tomar las riendas de una producción. Hasta su más reciente proyecto.
Molly’s Game (Apuesta Maestra), su debut como director, es el ejercicio perfecto para que Sorkin se acerque a su propio trabajo como guionista y lo escrute por completo.
Basada en el libro autobiográfico, cuenta la historia real de Molly Bloom (Jessica Chastain), una ex atleta que tras una decepción previo a los Juegos Olímpicos, se volvió organizadora de los juegos clandestinos de poker más buscados de Estados Unidos.
Contada a partir de la voz omnisciente de Molly, quien nos lleva a entender cómo funcionaba los juegos, quién jugaba qué papel y cómo fue que el FBI llegó a su puerta, Molly’s Game es la película perfecta para la voz de Sorkin, un cineasta acostumbrado a hacer de cualquier momento, la posibilidad de una escena que se presente como una secuencia de acción.
Molly, interpretada impecablemente por la más que capaz Jessica Chastain, comienza como una joven esquiadora en el día de la competencia que la habrá de clasificar a los Juegos Olímpicos. Su disciplinado padre y entrenador Larry Bloom (Kevin Costner) está ansioso esperando al fondo de la pista. Pero el destino tiene otra plan para Molly. Mientras desciende de manera casi perfecta, a un instante de cumplir el objetivo por el que luchó desde niña, una rama en el piso provoca que su esquí se desprende y caiga estrepitosamente.
Comienza entonces el verdadero viaje de Molly, a descubrir quién es fuera de la carrera que imaginó toda su vida. Tras mudarse a Los Ángeles con el propósito de tomar un descanso antes de ingresar a la escuela de Derecho, Molly comienza a trabajar en un bar, donde llama la atención de un hombre al que llama “Dean Keith” (Jeremy Strong), uno de los tantos nombres que habrá de ocultar para mantener en el anonimato a personas reales.
Primero comienza organizando los juegos de poker en los que Dean lleva participando desde hace años, pero su carisma y talento natural la hacen evolucionar hasta convertirse en una poderosa empresaria que se verá involucrada con la mafia rusa.
Pese a ello, Sorkin siempre nos muestra por qué Molly es distinta a otros personajes similares: se trata de una criminal con conciencia.
Desde un principio, Molly prefiere sufrir las consecuencias a dar información confidencial sobre las personas que participaban en su juegos, por el miedo de arruinar incontables vidas con ello.
El guión y las actuaciones de Chastain e Idris Elba, que interpreta a su abogado Charlie Jaffey, son los mejores puntos de la película. Pero aunque la inconsistente dirección de Sorkin en ocasiones sale a relucir, no pierde un instante de ritmo o intensidad.
Se trata de un filme dinámico, intenso y cerebral, típico de Aaron Sorkin.
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