‘Pequeña Gran Vida’ – Reseña
Salvador Medina @ayudamemalverde
En un futuro cercano, la sobrepoblación humana amenaza con nuestra existencia en el planeta. Es así que un grupo de científicos noruegos consigue desarollar un proceso irreversible que reduce a las personas a apenas 13 centímetros, disminuyendo así su huella de carbono.
Downsizing (Pequeña Gran Vida) de Alexander Payne, especula con la idea de lo que significaría este invento para la humanidad, en particular para Paul Safranek (Matt Damon), un fisioterapeuta vocacional que está casado con la tímida Audrey (Kristen Wiig). Ambos llevan una vida bastante discreta, sin lujos.
Paul, quien antes de conocer a su actual esposa había estudiado Medicina pero la enfermedad de su madre lo obligó a volver a su natal Omaha, Nebraska, ha temido siempre a hacer algo por cumplir sus sueños. Desea más que nada mudarse a una casa más grande y darle a Audrey la vida que se merece. Pero el salario de ambos no es suficiente y, por ello, continúa viviendo en la misma casa en la que creció y que heredó tras la muerte de su madre.
Es hasta que en una reunión de ex alumnos se reencuentra con su compañero Dave Johnson (Jason Sudeikis), quien tomó la decisión de encogerse, que la idea comienza a jugar en su cabeza. Dave le asegura que no sólo se trata de salvar al planeta, sino de “salvarse a sí mismo”. Y es que los activos que se tienen antes de encogerse, se multiplican considerablemente al encogerse. Es decir, Paul y Audrey disfrutarían todo lo que han buscado durante años.
Así, Audrey y Paul toman la decisión de acudir a Leisureland, la ciudad donde pueden realizar el procedimiento, para consultar sus posibilidades. Ahí descubren que todo lo que han ahorrado les significaría una vida de enormes medios.
Comienzan entonces a planear su vida en Leisureland, despidiéndose de sus amigos, trabajo y familiares. Pero el día en que deben realizar el procedimiento, Audrey se arrepiente, dejando a Paul solo, ya convertido en un humano de 12 centímetros y con la vida que habían planeado, tirada a la basura.
Paul debe entonces aprender a vivir la vida que escogió ya sin su esposa, y se enfrentará a situaciones y personas que lo obligarán a atreverse, por fin, a cumplir sus sueños.
Como suele suceder en las películas de Payne, se trata de una historia enfocada en humanos acorralados por las circunstancias, en el punto más bajo de sus vidas, y que deben aprender a sobrevivir y encontrar lo que han buscado desde un principio.
Se trata de una historia profundamente humana e inspirada en el contexto del fatalismo global que, según comenta Payne, le inspiró la presidencia de George W. Bush. Pero que, como suele suceder con el arte, aplica de manera perfecta a nuestro contexto.
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