#OccupyTheWorld

Nov 10 • Artículos • 4103 Views • Comments Off on #OccupyTheWorld

Salvador Medina Armienta
salvador@elhablador.com.mx

Los movimientos sociales están cambiando aceleradamente. No es un secreto que el crecimiento de la tecnología y el auge de las redes sociales han permitido la organización de miles de personas en lo que ya puede considerarse una tendencia global y ciertamente trascendente.

Las redes sociales Twitter y Facebook permitieron al mundo conocer la represión que sufrían países del Medio Oriente por parte de sus gobiernos y los medios se dieron inmediatamente a la tarea de documentar lo ocurrido. Lo que sucedió entonces fue un contagio global de repentina esperanza por cambiar sistemas arcaicos e injustos.

Desde los indignados hasta los movimientos de Occupy Wall Street que han dado lugar a otros similares en ciudades importantes de Estados Unidos, los jóvenes han dejado algo claro: el mundo parece no estar hecho para ellos.

Según un artículo publicado por the Huffington Post, la diferencia en riqueza entre jóvenes y adultos en Estados Unidos es la más amplia de la historia. Datos del censo americano señalan que los hogares que tienen a la cabeza a una persona mayor de 65 años tienen un neto estimado 47 veces mayor que uno encabezado por alguien menos de 35.

Pero no es un caso exclusivo de ese país. Si algo han señalado estos movimientos sociales en todos el mundo es que las cosas no están funcionando bien. Cuando el Partido Popular español intentó aprovechar el movimiento de los indignados para atacar al presidente Zapatero, los jóvenes lo señalaron bien: no estamos en contra del gobierno, estamos en contra del sistema.

Y es que las peticiones de este sector tienen todo el sentido: desean trabajos bien remunerados, reprochan a los gobiernos que rescatan a empresas multimillonarias que subsidian a corporaciones sin escrúpulos, buscan impedir los recortes a programas sociales que ayudan a las clases media y baja y, sobre todo, desprecian el sistema que favorece al 1% más rico mientras el 99% sufre las consecuencias.

Escribe Jeremy Rifkin, autor del libro “La tercera revolución industrial: cómo el poder lateral está transformando la energía, la economía y el mundo” que, tras pasar tiempo con los manifestantes de Italia y España, se dio cuenta que los jóvenes de aquellos países, y de Wall Street, están interesados en algo más que sólo reformar las políticas y prácticas económicas y del gobierno. “Ellos sienten que existe algo fundamentalmente erróneo con la manera en que los sistemas económico y político está configurado y buscan una nueva visión económica que ayude a generar empleos, establezca un marco de referencia más responsable para el gobierno y proteja a la naturaleza”.

Es por ello que aunque estos movimientos no tengan un mismo nombre, poseen un lugar común: la evolución de nuestra especie a través de la mejora social, económica y política. Salvo contadas excepciones, las manifestaciones globales se han dado en un clima de paz y apertura.

Occupy Wall Street, los indignados y otros movimientos semejantes son una revolución intelectual y sobre todo, generacional. Quienes sufren las consecuencias del 1% comprenden que el cambio no vendrá a través de las armas sino que la historia recordará este momento cómo un punto de partida para una transformación real, justa y duradera.

#Wearethe99percent

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