Arrival: la ciencia ficción se vuelve personal
Salvador Medina @ayudamemalverde
Hay días que definen tu historia más allá de tu vida. Como el día en que ellos llegaron.
Las películas de ciencia ficción suelen reflejar miedos de la humanidad o proyecciones de un futuro sombrío. En el caso de Arrival (La Llegada), nos presentan un perspectiva completamente distinta, una especie de introspección que surge desde la visión de un solo personaje, y no de una verdad universal que une a la humanidad y los invita a trabajar juntos.
La Dra. Louise Banks (Amy Adams) es una profesora de lingüística que ha trabajado con el gobierno traduciendo del farsi para combatir campañas de insurgencia cuando comienzan a aparecer en el planeta extrañas formas ovales que parecer ser de origen extraterrestre. Pese a los análisis de expertos, no parece haber lógica alguna para escoger los lugares en que han aparecido.
Mientras los gobiernos intentan deducir cómo actuar, la población está inquieta, las bolsas del mundo caen y la incertidumbre comienza a invadir a todos. Es en ese momento que el Coronel Weber (Forest Whitaker) se acerca a Louise para solicitar su ayuda traduciendo el lenguaje de los extraterrestres. Weber reproduce frente a ella una grabación de audio. Pero Louise considera que para realmente entenderlos, debe conocerlos cara a cara.
El coronel Weber lo toma como una negativa de ayudarlos. Pero tras retar a Weber con una traducción del farsi al siguiente lingüista en la lista, deciden llevarla a Montana al lugar donde la nave se ha asentado. En el helicóptero camino al lugar, Louise conoce a Ian Donnelly (Jeremy Renner), un físico que representa a todas luces la visión que tenemos de los científicos.
Ian lee frente a Louise un pasaje del libro que publicó años atrás la lingüista: “El lenguaje es el elemento que une a todos”. Poético, asegura Ian. Pero finalmente erróneo. Para él, la ciencia es el lenguaje universal. Pronto se dará cuenta de su error.
La idea común es que la comunicación con seres de otros planetas no será complicada pues las matemáticas son, se nos dice, el lenguaje universal. Pero pronto descubren que no es así, y Louise debe comenzar a interactuar con las figuras frente a ella, intentando descifrar un complejo rompecabezas que no tiene principio ni fin.
Supervisados por el agente Halpern (Michael Stuhlbarg), Ian y Louise ingresan cada 18 horas a la nave, donde comienza a interactuar con los hectápodos, como ellos les llaman, intentando establecer un vínculo de confianza al mismo tiempo que descifran los círculos que proyectan frente a ellos como tinta emanada de los tentáculos de un pulpo.
Pronto Louise descubre que las voces de los visitantes no están relacionadas con su lenguaje. Mientras los países y sus científicos trabajan en conjunto, cada uno tiene un enfoque distinto para comunicarse con los extraterrestres. Y la intención de cada uno de ellos es distinta. De ahí que Ian y Louise estén trabajando a contrarreloj.
Mientras más en contacto está Louise con el lenguaje de los extraterrestres, más comienza a pensar como ellos. Según la hipótesis de Sapir-Whorf, el lenguaje moldea e incluso limita las capacidades del cerebro. De ahí que Louise comience a tener repentinas visiones que la llevan a descubrir pistas sobre las intenciones de los heptápodos.
Si con Sicario, Denis Villeneuve nos presentó una clase maestra de tensión, en Arrival nos presenta una de humanidad. Basada en el libro de Ted Chiang y escrita para la pantalla por Eric Heisserer, Arrival es una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años. Si los espectadores creen estar ante una película llena de efectos visuales, sobre una invasión extraterrestre, saldrán decepcionados de la sala. De lo que se trata, es de un reflexión personal de nuestra heroína, la profunda y reflexiva Louise. Es una película más cerebral que el estándar del género. Es decir, es una versión más coherente de lo que podrían ser extraterrestres y no nuestra versión rebuscada de ellos.
La fotografía de Bradford Young es personal. Lo que importa en cada cuadro es el personaje, no los efectos visuales. Funciona como un personaje más, introduciéndonos a los personajes, a sus psiques, respetando el lenguaje que Villeneuve quiere mantener a lo largo del filme.
Y si algo entendemos ahora de Villeneuve, es su capacidad de contar historias con mujeres como protagonistas. Adams, como siempre, se coloca como una de las favoritas para el Óscar, representando a una mujer fuerte y capaz, al mismo tiempo que vulnerable pero siempre íntegra moralmente. Y Renner sorprende con un personaje lejano a lo que nos tiene acostumbrados, con algo sumamente creíble y humano.
Arrival es un triunfo, una perspectiva distinta del universo y la humanidad de cada uno de nosotros.
Lee el guión de Eric Heisserer
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