¿La retorica terrorista?

Jan 13 • Artículos • 3184 Views • Comments Off on ¿La retorica terrorista?

Fernán A. Osorno H.

fernanosorno@elhablador.com.mx

Ante los acontecimientos a inicios de este año en Tucson Arizona la política norteamericana se mantiene en pausa, una pausa que parece eterna por la conmoción generada. No nos referimos al hecho de que se haya detenido momentáneamente la revisión del plan sanitario propuesto por Barak Obama, sino al momento de reflexión impuesto por el clima violento en la política nacional. Una violencia que algunos no han dudado un usar la oportunidad para señalar de culpabilidad a las voces conservadoras republicanas del movimiento del Tea Party.

El lenguaje es poderoso y pasa desapercibido en ocasiones la relación directa que puede tener sobre la conducta. En escenario de inestabilidad política ello es magnificado por la irresponsabilidad de una retórica violenta. El malhablado, es malpensado; y lo peor en este contexto es que: “hay gente que piensa que todo lo que se hace con un rostro serio es razonable” G.C. Lichtenberg.

Es difícil culpar a aquellos que han divulgado un clima de desconfianza y odio hacia el actual gobierno demócrata de EUA, Sarah Palin por delante, ya el lenguaje en un escenario político donde la retórica de poder está en juego es que la legitimidad de cualquier declaración será juzgada por aquellos que ganen las elecciones. Aunque no existe la remota posibilidad de que se enjuicie a un político por la influencia que pudo haber tenido un discurso sobre las acciones de otra persona, si existen elementos por los que podemos reprocharle a Sarah Palin la matanza dirigida hacia un mitin demócrata. El mapa que publicó Palin durante la carrera electoral donde señalaba aquellos candidatos de la oposición que, a su parecer, podían ser derrocados de sus cargos; cada uno de ellos era ilustrado con una diana de tiro bajo el título de “No se retiren, recarguen”. Y entonces el joven Jared Loughner, lo hizo…treinta veces.

Para abandonar el tema de Palin, simplemente cabría señalar que el día de ayer, ella misma salió a señalar hacia el espejo. En un rotundo fracaso de limpiarse de culpas, algo sumamente contradictorio (si es que se consideraba inocente no habría nada que decir) pues su acto ha sido visto como un nuevo acto de agresión y además, de mal gusto, al usar una frase que hace referencia a un seceso histórico antisemita: “Los periodistas y analistas no deberían fabricar un libelo de sangre[1] que solo sirve para incitar el odio y la violencia que pretenden condenar.”

Esta serie de sucesos son la resaca de la victoria de Obama en las elecciones hace un par de años, quizá indicando que el proceso democrático del país no se encontraba en tan buenas condiciones como se presumía en aquellas instancias. Desde entonces una fiebre conservadora ha explotado en algunas regiones de EUA, liderado, simplemente por el poder de la retórica; así como ha sucedido durante la famosa guerra contra el terrorismo, dirigida por los padrinos del Tea Party (sector puritano del partido republicano del que Palin forma parte) en la administración de G.W. Bush.

El mismo temor de estar bajo una supuesta amenaza omnipresente que configuró en los discursos de aquella administración estructuró una idiosincrasia bélica dirigida contra Afganistán e Irak, se manifiesta ahora al interior de EUA. Los mismo síntomas de una condición patológica de paranoia que estableció en aquel momento el esquema de the west vs the rest y tuvo grandes frutos para permitir la expansión militar y económica hacia Medio Oriente, ve ahora su resaca expresarse en la política interior de EUA.

Así como EUA configuró un discurso teológico, al autoproclamarse el defensor de los valores occidentales (sea lo que signifique occidente) de libertad, democracia y justicia, asumiendo su posición como potencia económica y militar, principalmente militar, del planeta, es que ahora el partido de Té asume una posición de justicieros frente a la presidencia de Obama; acusándola de corrupción, traición, y claro, de musulmanes, comunistas: El Gran Mal. De la misma manera que algunas organizaciones islamistas radicales asumieron su papel de justicieros contra el imperio y compaginaron este discurso hacia su enemigo occidental; los cruzados, colonos, no creyentes, etc.

Hay que afrontar el poder del discurso, especialmente en estos momentos de explosión informática. El uso de una retórica violenta siembra en el pensamiento de las sociedades modernas una violencia sin sentido, sin dirección, que desafortunadamente en lugar de ser seguida, es utilizada por el político sin escrúpulos. De esta manera nacen guerras inexistentes, ya sean contra el terrorismo, contra el liberal, contra el conservador, o bien, contra el narcotráfico; las cuales, todas, dependen de un discurso terrorista, el miedo y la muerte del pueblo para sustentar sus intereses.


[1] termino utilizado por cristianos en la edad media para acusar a judíos del asesinato de niños para el uso de su sangre en rituales religiosos.

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